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La cara amable del cuidado

Por Carlos del Río
miércoles 08 de enero de 2020, 13:41h
Carlos del Río, gerente en Centre de Dia Vincles
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Carlos del Río, gerente en Centre de Dia Vincles

El pasado 5 de noviembre se celebró el Día Mundial del Cuidador. En ese día, se pretende dar visibilidad a la problemática de los cuidadores con intención de motivar medidas administrativas que les suministren unos muy necesarios recursos.

Al mismo tiempo, es interesante que desde los agentes de intervención (Equipos de salud, Centros de Servicios Sociales…) también se les aporte luz a los cuidadores sobre la importancia de pedir ayuda. A través de mi experiencia profesional, podría enumerar multitud de casos en los que los síntomas de sobrecarga del cuidador se producen mediante el siguiente esquema:

Como propietario de un centro de día, he tenido que trabajar a menudo en reestructurar el tipo de pensamientos que expongo unas líneas atrás para que el cuidador acepte que necesita una descarga. Cuidadores que acuden al centro con un estado hiperalerta, con agitación psicomotriz, lenguaje cuasi desorganizado, expresando insomnio y preocupaciones constantes. También cuidadores con expresión y postura corporal derrotadas, pensamientos pesimistas… Cuidadores que, como se suele decir, con la cara pagan. Y a pesar de la abrumadora evidencia, son cuidadores que presentan enorme resistencia en dejarse ayudar y requieren de más soporte en el proceso de adaptación al centro o incremento de horas y/o servicios, que la propia persona mayor que inicia su estancia con nosotros.

Los casos que vengo comentando, una vez resueltos, presentan un elevado índice de alivio en relación a los síntomas de sobrecarga. Refieren tener una situación “mucho más tranquila” o “más llevadera”.

Hecha la reflexión anterior, cambio de tercio aportando mi perspectiva sobre el cuidado. Creo que, en el proceso de ajuste a la pérdida funcional, la persona que cuida debe acompañar abordando la cuestión del modo más natural posible. Tanto el cuidador informal en el entorno doméstico como el profesional que lo hace en un contexto de recurso especializado. Se debe garantizar un abordaje en el que se considera a la persona dependiente:

- Como uno más, fuera del estigma de la enfermedad que le incapacite.

- Con unos hábitos e intereses determinados, que conviene tener en cuenta para prevenir alteraciones de conducta.

- Con unas motivaciones y necesidades concretas, que al ser consideradas promoverán bienestar.

A fin de cuentas, la persona mayor dependiente suele buscar, al igual que cualquier ser humano, una interacción social satisfactoria en la que cabe incluso (a ser posible) el sentido del humor. Es una persona con la que se mantiene una relación social (familiar, amigo, compañero, alguien con el que se pasa unas horas al día…) y simplemente se le da el apoyo que pueda necesitar (ni una gota de más, por dignidad) para el desarrollo de las actividades de la vida diaria.

Este abordaje es el que suele dar mejores resultados en cuanto a bienestar de la persona cuidada, sensación subjetiva de soporte, percepción de salud. A su vez, esto revierte en mejor relación entre cuidador y persona cuidada, mejor sentimiento de autoeficacia por parte del cuidador y mayor sentimiento de satisfacción laboral si éste es cuidador formal.

En el presente texto, pretendo dar visibilidad, a la cara más amable del cuidado. A tal efecto, entrevisto a Yolanda, una de las gerocultoras de Centre de Dia Vincles (del cual soy co-gerente) y apasionada de su trabajo. Al fin y al cabo, los cuidadores formales de nuestro sector son uno de los colectivos más vulnerables al síndrome del trabajador quemado.

Para hacer más manejable todo lo que Yolanda nos aportó en la entrevista, he planteado una representación en forma de hexágono (con el permiso de un gran amigo que me dio la idea). En ésta, se disponen los principales elementos que conforman su experiencia de cuidar a personas mayores:

Nuestra entrevistada se expresa aquí reafirmando los valores de nuestro centro. La preparación de las cuidadoras y del personal del centro han permitido que los usuarios de creen vínculos con éstos de familiaridad y de amistad. Se ha conseguido hacer de su día a día algo especial. Sobre todo, en el hecho de lograr que durante toda la jornada los usuarios estén siempre ocupados. Nuestro mayor agradecimiento a Yolanda, por habernos permitido hacer este artículo.

Carlos del Río, gerente en Centre de Dia Vincles

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