La vejez ya no es lo que era. El aumento de la calidad de vida de las últimas décadas ha provocado que las personas mayores de hoy, quienes cuentan con 70 y 80 años, sean más “jóvenes, fuertes y flexibles”. Así lo determina un estudio finlandés que asegura que los nuevos ancianos conservan su salud física y mental mucho mejor que las generaciones anteriores.
Vivimos más tiempo y vivimos mejor. Pero, si la tercera edad actual es diferente a la de antes, ¿por qué la mayoría de las residencias siguen siendo iguales a las de antaño? Las residencias deben prepararse para las nuevas exigencias o demandas de las personas mayores.
La evolución del sector parece tender hacia dos caminos: las residencias medicalizadas y las residencias de mayores de alto valor añadido. Las primeras están enfocadas en los cuidados de enfermedades específicas, como pueden ser las demencias, el Alzhéimer o algún tipo discapacidad. Mientras que las segundas buscan ofrecer una experiencia de calidad donde el cuidado y disfrute del residente y la satisfacción de sus familias son sus máximas prioridades.

¿Cómo lo logran? Una de las mejores maneras es apostando por el servicio gastronómico que ofrecen. La comida es una de las actividades más importantes de la residencia. Son momentos especiales para la persona que vive en el centro donde puede disfrutar de platos deliciosos mientras socializa con sus compañeros.
Los gestores de las residencias reconocen que la comida es un factor clave en la percepción de los usuarios. De hecho, es el más importante a la hora de determinar su satisfacción, incluso más allá de los servicios sanitarios. Sin embargo, también es un asunto en el que es aparentemente difícil diferenciarse.
“La comida es un factor clave en la percepción de los usuarios de las residencias de mayores”
¿De qué forma se puede innovar en la oferta gastronómica de una residencia de ancianos? Es complicado, pero en absoluto imposible. Ya existen diferentes proyectos y propuestas que no solo mejoran este servicio en los centros, sino que, además, impactan de forma muy positiva en la salud de los mayores.
Un servicio gastronómico de calidad donde se come con los 5 sentidos
A través de los cinco sentidos recibimos información del entorno en forma de sonidos, luces, olores, sabores y tacto. Pero, a medida que envejecemos, vamos perdiendo sensibilidad en los cinco sentidos. Si sentimos menos, perdemos calidad de vida. La pérdida sensorial puede afectar a las actividades del día a día, dificulta la comunicación e incluso puede desembocar en soledad o depresión.
“La pérdida sensorial afecta a las actividades del día a día y a la calidad de vida”
Por suerte, esto es evitable. El proyecto “El despertar de los sentidos” de Sodexo busca la estimulación de los 5 sentidos a través de la alimentación. Convierte el momento de la comida en toda una experiencia donde los olores, las texturas, los sabores, los colores e incluso los sonidos tienen un papel protagonista. Y todo partiendo de un menú nutritivo y equilibrado.

Tras 6 meses de prueba piloto con “El despertar de los sentidos” en una residencia de Madrid (137 residentes), se detectó una reducción de la malnutrición y una mejora de los valores bioquímicos de los residentes. Pero, más allá de los resultados médicos, se evidenció un aumento de felicidad en los residentes. La hora de comer se había transformado en un momento genuino. Además, su satisfacción se contagiaba a sus familias, quienes aumentaron su confianza con el centro.
El objetivo de este innovador proyecto de Sodexo es ayudar a la comunidad residencial para que puedan mejorar de forma continuada la calidad de vida de los residentes y sus familias. En las residencias, los miembros de las familias son los principales responsables en la toma de decisiones, por lo que es crucial que la percepción de los servicios de la comida sea lo más grata posible.
Con esta finalidad, los gerentes y directivos de estos centros aspiran a mantener a los miembros de las familias vinculados y felices. En este sentido, Sodexo les ayuda en el proceso de mejora de esta percepción. Al fin y al cabo, quienes acuden a una residencia buscan pasar esta nueva etapa de su vida en un lugar que les haga sentir como en casa. Y en esta casa se entra por la cocina.
