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Covid-19: demasiado pronto todavía para decidir nada

jueves 16 de julio de 2020, 03:21h
Javier Cámara
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Javier Cámara

La realidad de lo que estamos viviendo todos con la pandemia de la covid-19 es todavía difícil de vaticinar cuando acabará. Es triste y desesperante porque estamos hartos de normativas, protocolos, mascarillas, geles hidroalcohólicos, distancias de seguridad y, sin embargo, estamos muy necesitados de abrazos y besos. La pregunta casi final en cualquier tertulia o conversación a la puerta de casa o del trabajo es desesperanzadora: “¿Cuándo acabará esto y volveremos a la normalidad, no la que dice el Gobierno, la de verdad?”.

La respuesta, desgraciadamente, es conocida, pero solo parcialmente: “Cuando haya una vacuna”.

Decía pregunta “casi final” y respuesta “parcial” porque automáticamente surge la duda: “¿Y cuándo será eso?”.

Sabemos que hay mucha investigación en marcha. Hay muchas vidas y mucho dinero en juego. Por una razón u otra alguien saldrá pronto con el antídoto. Mientras, los que saben siguen tratando de sacar conclusiones con lo que ha pasado, en nuestras casas, en el trabajo, en la calle, en el transporte público o en una residencia de personas mayores.

El director de Inforesidencias.com, Josep de Martí, es de esos, de los que saben, pero no se cansa de repetir que necesitamos datos, que nos falta todavía mucha información y sería inútil, casi al tiempo que peligroso, intentar dar una respuesta a lo que ha sucedido sin saber exactamente qué ha pasado, por qué, cuándo, en qué condiciones, por quiénes y si se podía haber evitado en su totalidad o solo en parte.

La cosa es que al margen de si sabremos algún día exactamente cuántas personas han muerto en residencias de mayores, cuántas en residencias privadas y cuántas en públicas, cuántas bajo la responsabilidad del Gobierno de la nación, de los ejecutivos autonómicos o locales o por qué una gestión dio resultado en unas residencias y fue letal en otras, la realidad es que todavía se desconocen muchas cosas importantes sobre la propia enfermedad como para buscar culpables o empezar a dictar normativas que no se sabe si serán las adecuadas.

Las residencias de personas mayores han estado haciendo durante todo este tiempo un curso avanzado sobre protocolos de actuación. Había semanas con dos. Pero de nada sirve si aún se siguen descubriendo vías de contagio o se comprueba con sorpresa que las comunes con ciertas personas no funcionan.

Esta misma semana el debate estaba en si se puede contagiar el coronavirus a través del aire. Nos explican que el debate está en si las gotitas más finas del que habla o grita cerca de nosotros pueden permanecer suspendidas en el aire como para viajar más allá de ese metro y medio de distancia de seguridad recomendado. Otros dicen que son tan pequeñas que no pueden tener la suficiente carga viral. El caso es que no está demostrada ni una cosa ni la otra. ¿Qué hacemos, entonces? ¿Nos separamos, nos acercamos?

El vídeo nos muestra la grabación a cámara súper lenta del primer plano de un estornudo en la que se ve una nube de gas turbulenta con aire y gotas mucosalivares capaces de viajar hasta 7 u 8 metros. La distancia recomendada para evitar el contagio de la covid-19 es de 1,5 metros.

Visto así, ¿aciertan al imponer esta distancia o estamos en serio riesgo de contagio o es una exageración? Pues no sabemos ninguna de las tres cosas. La Organización Mundial de la Salud ha modificado la información al respecto en su web y reconoce ahora que la infección por vía aérea del coronavirus es posible, especialmente en entornos cerrados o estancias poco ventiladas. ¿Cambiamos ya algunos protocolos en algunos sitios o no hace falta?

Otro caso de contagio que hemos conocido recientemente es el de una madre a su hijo durante el embarazo. El caso es que ha habido gestantes que no se lo han transmitido al feto, pero ya hemos visto que ha habido una que sí. El bebé presentó síntomas severos al nacer, pero afortunadamente ya está bien. La madre, también.

No parece que este caso vaya a afectar mucho a las residencias de personas mayores, pero habla muy claramente de la dificultad para averiguar por qué hay personas más propensas al contagio que otras, por qué unos han fallecido, otros han estado al borde la muerte y hay personas que han convivido con personas que han estado meses ingresadas y no es que hayan cursado la dolencia de forma asintomática, es que no se han infectado.

En definitiva, mientras no se sepa más sobre la propia enfermedad es muy difícil saber por qué ha pasado lo que ha pasado de la forma en que ha pasado. Y esto no exime a las administraciones de falta de previsión y de material de seguridad. Siempre se podía haber actuado antes…

Y una cosa más, sin ánimo de asustar, cada día se descubren nuevas secuelas que deja la enfermedad a las personas que ya la han pasado. A unos sí y a otros no. Todavía no está todo dicho y es demasiado pronto para decidir nada.

Javier Cámara es director de Dependencia.info

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