La Fundación Pilares ha publicado el tercer número de la colección de Estudios La atención centrada en la persona en los servicios gerontológicos. Modelos de Atención y evaluación elaborado por la psicóloga, gerontóloga y doctora en Ciencias de la Salud Teresa Martínez.
Esta publicación contiene los principales resultados de una amplia revisión teórica realizada por la autora con motivo de su tesis doctoral dedicada a la aplicación de este enfoque de atención a los servicios que ofrecen cuidados de larga duración a las personas mayores.
El texto está organizado en cuatro capítulos, en los que se presentan la evolución que ha tenido este enfoque de atención, los diferentes modelos que lo concretan, su recorrido en el ámbito aplicado y los instrumentos que para su evaluación se han desarrollado hasta la fecha.
Concretamente su primer capítulo ofrece una recopilación de las distintas aproximaciones conceptuales y modelos que se vienen desarrollando desde este enfoque, tanto en el ámbito internacional como nacional. El segundo resume las principales evidencias existentes en los servicios de atención a personas mayores sobre la aplicación de la ACP y de sus principales componentes. En el mismo se destacan las principales líneas de investigación desarrolladas, los resultados obtenidos así como las limitaciones existentes y las líneas futuras de interés.
El tercer capítulo expone las estrategias de evaluación que desde este enfoque se han ido desarrollando así como los principales instrumentos que han sido diseñados para evaluar la atención centrada en la persona en los servicios gerontológicos con el propósito de dar a conocer herramientas que permitan una nueva mirada en la mejora continua de los mismos. Finalmente se comparten algunas reflexiones finales sobre los modelos de atención centrada en la persona y su evaluación.
Una guía muy interesante, rigurosa y de fácil lectura, dirigida tanto a profesionales, expertos e investigadores como al público en general, al que permitirá un acercamiento al conocimiento de este modelo de Atención Centrada en la Persona.Interesantes son también las reflexiones de la autora, recogidas en las últimas páginas del libro, y que aportan algunas líneas sobre las que hay que seguir trabajando para implantar con éxito este modelo:
En la primera la autora cree que es insuficiente la definición que hoy por hoy existe sobre el término de atención centrada en la persona (ACP), su concepto y su alcance, y que es necesario pasar de las buenas intenciones, todo el mundo acepta sus principios, “a su efectiva implantación”, para ello “se precisa contar con modelos que desarrollen y guíen la aplicación de este enfoque así como con sistemas que permitan su evaluación”, señala en el libro.
La segunda consideración tiene que ver con la investigación realizada en relación a la ACP. Así, teniendo en cuenta que esta surge porque lo que se ofrece y aplica no vale ni convence a las personas. Pero no todas las propuestas que por el simple hecho de presentarse como “algo alternativo” resultan válidas. “Es necesario que los nuevos modelos se muestren eficaces para conseguir precisamente lo que pretende, una forma de atención coherente a una visión de las personas mayores que parte del respeto a su singularidad, a sus capacidades y al derecho a seguir teniendo control sobre su vida y atención, con unos objetivos concretos relacionados con el bienestar personal y en algunas cuestiones muy diferentes a los modelos hasta ahora predominantes. Los modelos orientados desde la ACP precisan también ir de la mano del aval del conocimiento científico, recuperando y llevando al terreno aplicado algunas cuestiones que vienen siendo reconocidas como beneficiosas para el logro de estos objetivos y, por supuesto, indagando, construyendo e integrando nuevos conocimientos”, señala Martínez.
La tercera consideración, tiene relación con la evaluación y los efectos de la ACP. “Esta nueva forma de entender la atención gerontológica abre un camino de nuevas perspectivas en evaluación donde se deben integrar: indicadores objetivos que midan el progreso en el cambio, indicadores que permitan evaluar la calidad asistencial coherentes con este enfoque, así como las valoraciones subjetivas de las personas (personas usuarias, profesionales y familias) en relación a los aspectos clave de la atención cotidiana. Además, debe coexistir con otros ejes que vienen definiendo la calidad asistencial como son la accesibilidad al servicio, la seguridad, las prácticas clínicas o terapeúticas basadas en la evidencia o la eficiencia”.
La cuarta y última consideración apela a lo que puede considerarse como la esencia o principal aportación de la ACP. La ACP pone de manifiesto la trascendencia del cuidado y de la intervención profesional desde su dimensión ética y relacional entre personas que son contempladas con seres únicos. Traza una línea diferencial con los modelos tradicionales pensados desde la búsqueda de las siempre deseables eficiencia y especialización técnica, pero diseñados desde la noción de perfiles de usuarios (habitualmente vinculados a patologías, déficits o necesidades de cuidados) frente a la de personas singulares”.
Pese a todo el trabajo que queda por hacer, la autora se muestra optimista sobre la implantación de este modelo ACP en nuestro país: “cada vez somos más quienes desde el conocimiento que se va consiguiendo y también desde nuestra experiencia y reflexión, lo consideramos adecuado y bueno para el sector gerontológico, para las personas mayores”.
Accede al texto completo de la publicación aquí.(1.726 Kb. pdf)