En la residencia Las Marismas, de la que por cierto eres directora, has tenido que tomar una decisión difícil: despedir a una auxiliar de geriatría por robar una joya a una residente que estaba recibiendo atención de final de vida en la residencia. Todo ha sido un cúmulo de casualidades.
Las cámaras que controlan los pasillos de la residencia captaron cuando la empleada salía del dormitorio de la residente (donde, por supuesto, no se graba nada), la imagen dejaba claro que la trabajadora había sacado el bolso de la residente, se dirigía a un rincón, allí examinaba el contenido, cogía algo, se lo metía en el bolsillo y volvía a entrar en el dormitorio del que salía al cabo de unos segundos, ya sin el bolso.
Normalmente no hay nadie mirando el mosaico de imágenes que genera el software que controla las cámaras, pero ese día estabas tú y te fijaste. Al principio no entendiste lo que estabas viendo, por lo que decidiste ir a hablar con la trabajadora. Cuando se lo comentaste y le pediste que te enseñase qué llevaba en el bolsillo ella se puso muy nerviosa y tras resistirse, sacó la joya y dijo que la residente se la había regalado.
Como eso era del todo imposible, debido su estado terminal, decidiste quedarte con el nombre de todos los que habían visto la escena. Hablaste con tu gestoría y le dijiste que preparase una carta de despido. Desde allí te dijeron que lo mejor era ir antes a la policía a interponer una denuncia. Mientras lo hacías confirmaste algo con el agente que ya sospechabas: en el sector geriátrico no es posible acceder a los antecedentes penales de los candidatos antes de contratar a alguien, algo que sí existe en ámbitos como el educativo.
Estás venga a darle vueltas. Cada cierto tiempo desaparece alguna cosa en la residencia, pero siempre quieres pensar que se trata de pérdidas o descuidos, ahora estás más preocupada.
Desde que eso ha sucedido, otras cosas te están sorprendiendo. La primera es que el asesor jurídico de la empresa te haya dicho que quizás tengas que indemnizar a la trabajadora porque los jueces consideren el despido como improcedente. “¿Es posible? Pero, ¡si ha robado a una residente y la hemos cogido con las manos en la masa!”. “Bueno -te ha dicho tu asesor jurídico-, ya veremos que considera el juez de lo social”.
Hablando con otros directores de residencia que conoces has sabido que esta empleada ya trabajó en otra residencia y que pactaron un despido. El motivo real es que sospechaban que robaba a los residentes, pero no podían demostrarlo, así que decidieron prescindir de ella pagando.
Sabes que no existe ningún sistema para poder verificar los antecedentes penales o laborales de un candidato a un puesto de trabajo. Recuerdas el caso de una candidata a quien le pediste voluntariamente su vida laboral y descubriste que había trabajado en 30 residencias distintas, en períodos de menos de 15 días en la mayoría de veces.
Y todo esto sucede en un contexto en el que resulta difícil encontrar incluso candidatos con titulación cuando tienes una vacante o una baja.
Como directora, te enfrentas a varios dilemas:
Lo has consultado con entidades patronales y tus asesores jurídicos y laborales, pero no encuentras una respuesta sino más bien algunas preguntas que necesitarían de respuesta. Has decidido plasmarlas por escrito e intentar buscar respuesta:
Preguntas para la reflexión:
En esta ocasión planteamos el caso desde una perspectiva diferente. Invitando a quien lo lea a escribir una respuesta algo estructurada que pueda ir añadiendo al texto del caso de forma que quien venga después a tener opiniones con las que comparar la propia.
¿Alguien se anima?
LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS
--------Eduardo Ortega, CEO de EO Abogados----------------------Josep M. Barcelona, departamento asistencial de Escura