Opinión

Soy colibrí

José Luis Monserrat es director de Residencial Palau. (Foto: José Luis Monserrat).
José Luis Monserrat | Lunes 22 de abril de 2024

Hace poco tiempo he descubierto la leyenda del colibrí y me ha hecho reflexionar enormemente sobre la forma en que estamos actuando y si verdaderamente podemos cambiar las cosas.

Para los que no lo tengan claro, un colibrí es pequeño pájaro americano conocido por tener un tamaño diminuto con gran capacidad para volar en el aire de manera rápida y ágil, pudiendo mantenerse suspendidos en el aire gracias a sus rápidos movimientos de alas que pueden llegar a ser de hasta 80 veces por segundo.

La leyenda guaraní (Paraguay) cuenta que "un día hubo un enorme incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible. De pronto, el jaguar vio pasar sobre su cabeza al colibrí… en dirección contraria, es decir, hacia el fuego.

Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento harto estrafalario: —¿Qué haces colibrí?, —le preguntó. —Voy al lago, —respondió el ave— tomo agua con el pico y la echo en el fuego para apagar el incendio.

El jaguar se sonrió. —¿Estás loco? —le dijo—. ¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú sólo? —No, yo sé que solo no puedo, pero esta selva es mi hogar… Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso, lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de este bosque y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte. —Bueno —respondió el colibrí— yo hago mi parte… Y tras decir esto, se marchó a por más agua al lago.

Los animales se quedaron conmovidos al escuchar al colibrí, y poco a poco muchos de ellos comenzaron a sumarse a los esfuerzos del colibrí para apagar el incendio. No todos. Muchos de ellos, aunque el bosque también era su hogar, decidieron no intentarlo.

Pero a medida que más y más animales comenzaban a tirar agua a las llamas, el fuego empezó a decrecer y, finalmente, el incendio se apagó".

La historia del colibrí nos enseña una lección invaluable: incluso el más pequeño de los seres puede tener un impacto significativo cuando actúa con determinación y compromiso. En nuestro sector, cada miembro del equipo, cada cuidador, cada profesional, puede ser como ese colibrí, contribuyendo de manera significativa al bienestar de nuestros residentes y al éxito de nuestra comunidad.

Es fácil sentirse abrumado por los desafíos que enfrentamos, ya sea la presión de las regulaciones cambiantes o las demandas de una sociedad en evolución. Pero, así como el colibrí se enfrentó al fuego, cada uno de nosotros puede enfrentar esos desafíos con valentía y resiliencia.

Cada acto de cuidado, cada gesto de atención es como una gota de agua en el incendio. Parece pequeño e insignificante por sí solo, pero cuando se suma con los esfuerzos de otros, puede marcar una gran diferencia. No hay que subestimar el poder de nuestras acciones cotidianas.

Es fácil caer en la complacencia o la desesperanza, creyendo que no podemos cambiar el curso de las cosas. Pero como el colibrí, podemos hacer nuestra parte, por más pequeña que parezca, con la certeza de que cada esfuerzo cuenta y cada contribución importa.

Mi objetivo es adoptar la actitud del colibrí y recordar las palabras de Gandhi: "Tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo". Si buscamos una transformación, cada uno de nosotros debe contribuir.

Entonces, ¿te unirás a esta misión? ¿Te comprometerás a ser un colibrí en tu trabajo diario, haciendo tu parte para crear un entorno de cuidado y apoyo para los residentes? Juntos, podemos hacer una diferencia real y duradera.

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