Sector

Los usuarios y familiares de las residencias navarras las califican con un notable alto

Miércoles 16 de noviembre de 2016

Pese a ello, el estudio evidencia la homogenización de la oferta, la alta rotación de personal y la necesidad de 'humanizar las residencias'.



Las residencias para mayores de Navarra han sido valoradas con 8,5 puntos de media por sus usuarios y familiares, según el Estudio de satisfacción de las personas usuarias de centros gerontológicos propios o con plazas concertadas en Navarra, que acaba de publicar el Departamento de Derechos Sociales.

Además, más de la mitad de las personas encuestadas reconocen que la asistencia que reciben es mejor de la que esperaban. En cambio, no llega al 6% quienes afirman que la atención es peor que la que creían que iban a recibir. Asimismo, el 30% ha apreciado mejoras en los centros desde que ingresaron en ellos y no alcanzan el 10% quienes creen que la residencia ha empeorado desde que entraron. El 63% cree que el centro está igual que cuando se produjo el ingreso.

Por otra parte, algo más de cuatro de cada cinco personas entrevistadas recomendarían el centro donde están. Un porcentaje que se eleva hasta el 92% en el caso de los familiares. Cabe destacar que los familiares se muestran algo más satisfechos que los usuarios con la asistencia recibida, 15 décimas por encima.

La empresa Bizilan S.A., ha sido la encargada de realizar el estudio, para el que se ha encuestado a 603 residentes de 40 centros repartidos por toda la geografía foral; 391 mediante un cuestionario asistido por un entrevistador en la propia residencia y 212 telefónicamente a familiares.

El informe, evalúa también las instalaciones, la profesionalidad del personal, los cuidados recibidos, los servicios de comida y lavandería, las relaciones sociales, el grado de participación, el conocimiento de sus derechos o la información sobre horarios, normas o visitas.

Por lo que se refiere a las instalaciones, la nota media global es de 8,46 puntos, valorándose cuestiones como mantenimiento y limpieza, las habitaciones, los baños, las salas de visitas, el comedor, las zonas de estancia al aire libre y el equipamiento para el entretenimiento. Y detectándose algunas deficiencias como problemas de comodidad de las habitaciones, suciedad, pequeños y escasos baños, pocas salas de visita y con falta de intimidad.

En cuanto a la capacidad de atención y profesionalidad del personal de los centros (enfermería, médico, trabajadores sociales, auxiliar y voluntariado) la puntuación media es de 8,76 puntos. Obteniendo la capacidad de respuesta y cuidados del personal 8,36 puntos, aunque según un tercio de las personas entrevistadas el número de personas que les atienden es escaso y casi un 30% de las personas residentes creen que los centros cambian mucho de personal.

Para los encuestados la comida con 7,68 puntos apenas pasa del notable, y además una tercera parte afirma tener problemas con esta. En cuanto al servicio de lavandería roza el ocho (8,04 puntos), pero más de la mitad de los usurarios encuestados han tenido algún problema de pérdida de ropa o deterioro de la misma.

La accesibilidad del centro se ha valorado con una media de 8,57 puntos por su ubicación y de 7,23 puntos por el transporte público. Alcanzando la seguridad los 8,56 puntos.

Se han valorado también otros parámetros como las relaciones, participación y derechos de los residentes, la información sobre los servicios, y el funcionamiento (horarios de visita, de comedor, de acostarse, de levantarse), con una valoración por encima de los 8 puntos de media; y poniendo de relieve también algunos problemas como la falta de conocimiento de los derechos de los residentes en el centro (ver gráfico); la falta de atención a las quejas y sugerencias; y la necesidad de tener una mayor flexibilidad de horarios, sobre todo a la hora de levantarse.

Durante la presentación del estudio también se han destacado algunas áreas de intervención para mejorar la calidad de los servicios que se prestan en estos centros. Así, se cree que el conformismo y resignación de las personas residentes junto al sentimiento de agradecimiento de los familiares puede llevar al estancamiento de los servicios.

Por otro lado, se considera que la concepción de las personas residentes como pacientes les coloca en una situación de dependientes, sin estímulos de participación o elección, alejándose de la vida activa por un sentimiento de “hacer lo que me mandan”. Siendo necesario por tanto, implantar programas de participación.

El estudio evidencia, la homogeneización de los centros y de los servicios que ofrecen, sin que exista una oferta diferenciada y adaptada a las personas residentes. Y se constata también, las dificultades para establecer un vínculo afectivo intenso por la alta rotación de profesionales, como es el caso de auxiliares. Por lo que se recomienda la asignación de una persona de referencia a cada residente para mejorar sus relaciones sociales.

Además hay que conseguir habitaciones más personalizadas, confortables y espaciosas, donde se preserve mejor la intimidad, adaptándolas al concepto de hogar y no de hospital; y alcanzando mayores espacios abiertos y más luminosos, todo para conseguir `humanizar las residencias´ .

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas