Basta con disponer de un análisis con Rayos X o Luz Ultravioleta para poder observar los 'pentimenti', los arrepentimientos (en italiano) de artistas que tenemos por maestros de la pintura y que permanecen ocultos a nuestro escrutinio. Algo que, por otra parte, ocurre más a menudo de lo que pensaríamos y que podemos encontrar en otras disciplinas artísticas.
Mi primera formación académica, la historia del arte y la gestión cultural, me ha permitido establecer y encontrar analogías para usar en lo que ahora es mi dedicación actual, y así entender y explicar cómo la sociedad se enfrenta al reto que supone el envejecimiento. Porque sí, es un reto para la mayoría y una vivencia serena para una minoría. Yo, siendo consciente de ambas y transitando de una a otra, me gustaría compartir con vosotros lo peor que me provoca la vejez y de su proceso para llegar a ella.
En no pocas ocasiones, pero siempre en el contexto de conversaciones privadas lo he comentado con mis amistades: "no es la enfermedad lo que me parece peor de la vejez, sino la imposibilidad de acometer rectificaciones" y acompaño la conversación con otras inquietudes y lamentos.
Soy positivo y por ello me cuido de esos pensamientos con las siguientes observaciones. Al igual que cuando analizamos una obra artística, así deberíamos interpretar nuestra vida. Todo, los éxitos y los fracasos, han servido para darnos forma y a fondo.
Un análisis histórico, estilístico y técnico nos ayudará a tener una visión más global de la vida como el mayor proceso de creación por el que seremos recordados. Así, el arte de la rectificación te hará sentirte como los maestros que te demostraron que en el proceso de creación hay pinceladas certeras que ocultan dudas y rectificaciones. Estamos a tiempo para aprender esta lección que nos propone el envejecimiento y la vejez.
Francisco Olavarría Ramos, licenciado en comunicación y activista en favor de los derechos de personas mayores y personas con discapacidad
Vea aquí residencias de Valencia