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Luis Rojas Marcos da las claves para trabajar con optimismo ante personas vulnerables y con incertidumbres

El psiquiatra Luis Rojas Marcos y la decana de la Facultad de Trabajo Social de la UCM, Aurora Castillo. (Foto: JC).
Javier Cámara | Miércoles 03 de abril de 2019

Grupo Amavir celebró el pasado 2 de abril la III Jornada Amavir Madrid en colaboración con la Facultad de Trabajo Social y la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense (UCM), lugar donde, bajo el título “Una visión optimista del trabajo social”, se analizaron las claves de la felicidad y el optimismo en el desempeño profesional del trabajo social, una tarea con una fuerte carga emocional.

En este marco, a través de un interesante diálogo con la decana de la Facultad de Trabajo Social de la UCM, Aurora Castillo, el reconocido psiquiatra a nivel mundial Luis Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York, expuso su punto de vista acerca del optimismo y la felicidad en un ámbito tan duro emocionalmente y tan importante: "La profesión de trabajadora social en EEUU es fundamental, no solo por trabajar en el campo de la salud en general, sino porque, en el estado de Nueva York, por ejemplo, hay regulaciones por las que ciertos trabajos y ciertas autorizaciones legales solamente pueden ser certificadas por trabajadoras sociales".

Rojas Marcos explicó a las más de 600 personas congregadas las características que debe tener una trabajadora social que quiera transmitir optimismo y positividad a las personas mayores que está cuidando en un centro residencial o de día: "Tiene que estudiar, tiene que ser buena persona, tener empatía, autocontrol, comunicarse bien y tener vocación".

Preguntado por los ingredientes de na relación entre la persona que ayuda y la que es ayudada, el prestigioso psiquiatra sevillano apunto que "un ingrediente fundamental es la comunicación", que como todos sabemos, "no solo es hablar y escribir, también lo es una mirada y los sentimientos". También la "empatía", que no es fácil "porque tú sufres también". En este sentido, "algo más primitivo que la empatía es la compasión".

Quiso añadir a este punto la "capacidad para organizarse, que estaría dentro de lo que se llaman funciones ejecutivas". Aquí se incluye el "autocontrol y la autoestima", que es cómo nos valoramos.

Confianza en sí mismo

Luis Rojas Marcos explicó que "una de las cosas más difíciles es ayudar a una persona a que confíe en sí misma cuando son personas vulnerables y en su vida todo son incertidumbres". Para eso, hay que "persuadir a la persona con la que se trabaja para que adopte los principios o las ideas o las creencias que la trabajadora le quiere transmitir". Para lograrlo, "es necesario entender a la persona y hay que prestar atención, saber cuáles son sus características, sus manías, comportamientos, principios, ideas, sueños... Cuánto más sepamos, mejor".

"Una vez que sepamos todo esto, vamos a utilizar las estrategias que se aprenden en la Facultad o en nuestra vida para persuadir a esa persona", apuntó este experto.

Para terminar, Rojas Marcos subrayó las claves para conocer su grado de optimismo, que, principalmente, depende de tres factores fundamentales: la memoria, la esperanza y el estilo explicativo. De esta forma, “los recuerdos de la vida, pensar que lo que deseamos va a ocurrir y nuestra forma de explicar las cosas son los elementos que fomentan la tendencia del optimista a solucionar problemas y a localizar el centro de control dentro de sí mismos”.

Sentido del humor, la risa

Asimismo, la jornada contó con la presencia del psicólogo y sociólogo Eduardo Jáuregui, profesor de Psicología Positiva en Saint Lous University, que profundizó en el sentido del humor como elemento esencial para el desarrollo satisfactorio de una profesión como el trabajo social. Así, desveló las claves de cómo la positividad y la jovialidad permiten afrontar las situaciones humanas adversas y complejas a las que estos profesionales se enfrentan a diario.

Jáuregui analizó cómo la risa como emoción disminuye el estrés y potencia el buen humor, también en un trabajo donde “el profesional desciende hasta lo más profundo de la persona, donde muy pocos se atreven a llegar”.

Para demostrarlo, realizó una serie de atractivas dinámicas en las que participaron todos los asistentes a las jornadas y en las que hubo diversión y un aprendizaje activo de lo que el propio Jáuregui considera “humor positivo”. A través de estos ejemplos prácticos, confirmó los efectos cognitivos y sociales del sentido del humor: “Una emoción positiva conlleva un pensamiento flexible y creativo, una ampliación de la atención, una mejor toma de decisiones, y una cercanía social… una complicidad que nos hace ser más generosos con los demás”.

Además, Jaúregui recordó que la risa tiene efectos positivos en la salud mental de las personas y reduce las emociones negativas, de manera que “favorece el buen desempeño profesional para con los pacientes y entre los compañeros”. Por ello, insistió en que “todos podemos desarrollar el sentido del humor porque todos hemos sido niños y todos sabemos jugar” e invitó a todos los asistentes a potenciarla en su vida diaria porque se trata de una actitud que “con la práctica se puede mejorar”.

Luis Rojas Marcos, además de profesor de Psiquiatría en la Universidad de Nueva York, es miembro de la Academia de Medicina de Nueva York y de la Asociación Americana de Salud Pública, director entre 1982 y 1992 del Sistema Psiquiátrico Hospitalario Municipal de Nueva York, responsable de los Servicios de Salud Mental de la ciudad hasta 1995 y presidente de su Sistema de Hospitales Públicos hasta 2002, además de autor de numerosos libros y trabajos científicos sobre psiquiatría.

Por su parte, Eduardo Jáuregui, además de profesor de Psicología Positiva en Saint Lous University, es socio del campus de emprendimiento e innovación Teamlabs y fundador de Humor Positivo, una consultora de formación especializada en la aplicación del humor en el trabajo.

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