El rincón del director

Imágenes comprometedoras, whatsapp y carnaval

Uso del móvil en las residencias
Josep de Martí | Jueves 08 de febrero de 2024

En la residencia las Marismas, de la que por cierto eres director, hace tiempo que resulta más difícil encontrar y mantener buenos empleados que a residentes. La rotación de personal es algo negativo pero algunas auxiliares sencillamente se van y sabemos que algunas de las enfermeras están preparando oposiciones anhelando poder ir a trabajar a un hospital. Por eso, hace tiempo que una de tus preocupaciones es hacer que exista un buen clima de trabajo y que los trabajadores se sientan “bien”.

Ahora ha surgido un problema que requiere de tu atención.

La hija de una residente te ha venido a ver y te ha enseñado en el teléfono móvil una fotografía en al que aparece su madre y una auxiliar, ambas con la cara pintada como payasos. Por el gesto que muestran la imagen resulta divertida y cuesta saber que la residente sufre alzheimer. No es que la hija esté excesivamente enfadada o que nos esté amenazando con denunciarnos ni nada por el estilo.

Sabe que la foto es de la actividad de carnaval que hicimos en el centro, se está quejando de haber recibido por whatsapp una foto de su madre que no esperaba y en la que la ve con un aspecto que no se corresponde en absoluto con su carácter. “Ella era muy seria y vergonzosa, antes de estar enferma de ninguna forma hubiera permitido que la pintasen así. A mí no me importa mucho pero si la viesen mis tías se enfadarían de verdad. Además, lo que no entiendo es por qué esto lo ha recibido la hija de otra residente que me lo ha reenviado”.

Cuando los residentes ingresan en la residencia les pedimos que firmen una autorización para que podamos utilizar su imagen en la página web y presencia en redes sociales de la residencia. No todos quieren, por lo que debemos ser escrupulosos con lo que publicamos y no. Hemos estado buscando el documento de esta residente y no lo encontramos. Es cierto que aunque lo hiciésemos, esto sólo nos habilitaría a publicar en “nuestras” web y redes y en este caso la publicación ha sido en un whatsapp ajeno. Aún así, nos hubiese tranquilizado.

El incidente nos ha llevado a hacer una reflexión y a intentar averiguar cosas.

Hemos preguntado a quien nos lleva “lo de las redes” si comprueba sistemáticamente que todo el mundo que aparezca nos ha autorizado. Esperamos respuesta.

Hemos intentado averiguar quién hizo y publicó la fotografía. Hemos hablado con la auxiliar que aparece y nos ha dicho que no recuerda exactamente, pero que ese día se lo pasaron muy bien disfrazándose ellas y los residentes por lo que se hicieron varias fotos, ella misma hizo algunas y se las envió a su marido y a alguna amiga. No pensaba que estuviese haciendo nada malo.

Durante la conversación, ella también se ha puesto algo a la defensiva diciendo que a ella tampoco le han pedido permiso para difundir su imagen y que, claramente, si ella sale en la foto es que no la hizo, ya que se ve claramente que no es un selfie.

Todo ello nos ha hecho pensar que ya hace algún tiempo (Whatsapp en residencias geriáricas) tuvimos algún problema con auxiliares que pasaban más tiempo pendientes del teléfono que atendiendo a los mayores por lo que decidimos que durante las horas de trabajo el móvil se tuviese que quedar en la taquilla. Ahora hemos hablado con varios miembros del equipo y nos comentan que poco a poco la norma se ha ido relajando, por lo que se ha entendido que lo que está prohibido es utilizar o consultar el teléfono mientras se trabaja.

Hablando con una miembro del equipo que se encarga junto con nosotros de la selección de personal nos ha planteado que una política muy restrictiva, vamos, una prohibición total, podría hacernos perder a alguna gerocultora por lo que propone que seamos delicados.

Hemos seguido investigando y hemos sabido que algunos familiares, que quieren sentir una especie de “cercanía digital” con sus seres queridos, piden a las auxiliares que utilicen sus móviles para mostrar vídeos en los que dan las buenas noches o envían mensajes a los residentes. Esto ha pasado de forma esporádica, pero nos preocupa que no lo supiésemos.

Llega el tiempo de hacer algo, y ese algo tiene dos vertientes:

Por un lado, la cuestión de las imágenes. ¿Llevamos un control adecuado de las imágenes que obtenemos de nuestros residentes y empleados? ¿Somos activos en las redes? Si es así, ¿somos cautelosos?

Por otro, la de los móviles durante el trabajo. ¿Cómo deberíamos hacerlo?

Os proponemos varias posibles respuestas a ver qué:

  • Los móviles privados deben estar prohibidos durante el trabajo. Que se queden en la taquilla
  • Debe establecerse una norma clara que prohíba tomar imágenes o grabar, así como textear o responder llamadas durante el trabajo, aunque sin prohibir del todo llevar el teléfono encima.
  • Las prohibiciones son siempre malas. Debemos informar al personal y confiar en su madurez y profesionalidad.
  • Sabiendo que el móvil es parte de la vida, deberíamos basar nuestro programa de gestión en un software en formato app que permitiese a los empleados registrar todo lo que hacen vía app.
  • Se me ocurre otra cosa (explícalo más abajo)
  • Autor del caso: Josep de Martí Vallés

    Jurista y Gerontólogo

    Profesor del Máster de Gerontología Social y del Postgrado en dirección de centros de atención a mayores de la UB, la UAB y del centro de Humanización de la Salud.

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