La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales o no intencionales y hace especial hincapié en que los mayores de 65 años son quienes sufren más caídas mortales.
Este organismo internacional calcula que anualmente mueren en todo el mundo unas 424.000 personas debido a caídas y destaca que las estrategias preventivas deben potenciar la creación de entornos más seguros, así como el establecimiento de políticas eficaces para reducir los riesgos.
Sobre todo esto, la OMS define las caídas como acontecimientos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en tierra u otra superficie firme que lo detenga. Apunta que las lesiones relacionadas con las caídas pueden ser mortales, aunque la mayoría de ellas no lo son.
Además, se ha descubierto recientemente un nuevo factor de riesgo de caídas en ancianos hospitalizados. De esta forma, según un estudio del Hospital Gregorio Marañón, el bajo nivel de sodio en sangre (hiponatremia) es uno de los factores de riesgo de caídas en los pacientes hospitalizados con edad superior a 65 años. El estudio apunta que existe un 3,7 por ciento más de riesgo, por lo que se ha valorado incluir la determinación de sodio dentro de las estrategias de prevención.
Hay que recordar que la hiponatremia aguda se caracteriza por un bajo nivel de sodio en sangre y provoca confusión, inestabilidad, deterioro cognitivo y pérdida de consciencia.
La OMS recuerda que las caídas son un importante problema mundial de salud pública. Se calcula que anualmente se producen 424.000 caídas mortales, lo que convierte a las caídas en la segunda causa mundial de muerte por lesiones no intencionales, por detrás de los traumatismos causados por el tránsito.
Aunque subraya que más del 80% de las muertes relacionadas con caídas se registran en países de bajos y medianos ingresos, las mayores tasas de mortalidad por esta causa corresponden en todas las regiones del mundo a los mayores de 60 años.
Cada año se producen 37,3 millones de caídas que, aunque no sean mortales, requieren atención médica y suponen la pérdida de más de 17 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD). Una vez más, incide en que la mayor morbilidad corresponde a los mayores de 65 años, a los jóvenes de 15 a 29 años y a los menores de 15 años.
Un dato que llama la atención es que cerca de un 40% de los AVAD perdidos en todo el mundo debido a las caídas corresponden a los niños, pero es posible que este parámetro no refleje con exactitud el impacto de las discapacidades relacionadas con las caídas en las personas mayores, que tienen menos años de vida que perder. Además, quienes padecen discapacidad a causa de las caídas, y en particular los ancianos, corren más riesgo de necesitar atención a largo plazo e ingreso en alguna institución.
No conviene olvidar, además, que las lesiones relacionadas con las caídas tienen un costo económico considerable para el sistema sanitario. Así, la OMS pone como ejemplo que por cada lesión relacionada con caídas en mayores de 65 años es de 3.611dólares en Finlandia y 1.049 en Australia.
Aunque las caídas conllevan un riesgo de lesión en todas las personas, su edad, sexo y estado de salud pueden influir en el tipo de lesión y su gravedad.
La edad es uno de los principales factores de riesgo de las caídas. Los ancianos son quienes corren mayor riesgo de muerte o lesión grave por caídas, y el riesgo aumenta con la edad. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América un 20 a 30% de las personas mayores que se caen sufren lesiones moderadas o graves, tales como hematomas, fracturas de cadera o traumatismos craneoencefálicos.
La magnitud del riesgo puede deberse, al menos en parte, a los trastornos físicos, sensoriales y cognitivos relacionados con el envejecimiento, así como a la falta de adaptación del entorno a las necesidades de la población de edad avanzada.
Ambos sexos corren el riesgo de sufrir caídas en todos los grupos de edad y todas las regiones. Sin embargo, en algunos países se ha observado que los hombres tienen mayor probabilidad de sufrir caídas mortales, mientras que las mujeres sufren más caídas no mortales. Las ancianas y los niños pequeños son especialmente propensos a las caídas y a una mayor gravedad de las lesiones consiguientes.
Las tasas de mortalidad y los AVAD perdidos son sistemáticamente mayores en los varones en todo el mundo. Entre las posibles explicaciones de este hecho se encuentran los mayores niveles de comportamientos de riesgo y la mayor peligrosidad de las actividades laborales.
Otros factores de riesgo son:
Prevención: Las estrategias de prevención de las caídas deben ser:
Los programas eficaces de prevención de las caídas tienen como objetivo reducir el número de personas que las sufren, disminuir su frecuencia y reducir la gravedad de las lesiones que producen.
Los programas de prevención de las caídas en los ancianos pueden incluir varios componentes para identificar y modificar los riesgos, tales como: