Parece que hablar de bullying es hacerlo exclusivamente de menores en el colegio o el Instituto, pero no. En EEUU, varios estudios destacan que uno de cada cinco ancianos son víctimas de bullying, es decir, acoso físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a un alumno o, en este caso, a un mayor en una residencia otros residentes.
No dejar entrar a la cafetería, hacerse eco de comentarios y rumores especialmente crueles o llegar a las manos en el karaoke son algunos de los ejemplos de este tipo de maltrato.
El investigador de la Universidad Estatal de Arizona y autor del libro ‘Bullying entre los adultos’, Robin Bonifas, explica que las agresiones entre personas mayores son resultado de las frustraciones. Muchas de ellas pierden independencia y control y creen que haciendo de bullying recuperan parte de este poder perdido: “Tratan de hacerse un nombre intimidando y hostigando a otros, o chismoseando”.
Por todo esto, algunas residencias y complejos de viviendas para personas mayores están fijando políticas pensadas para evitar el bullying. Un centro para ancianos de la Calle 30 en San Francisco ha creado un programa anti-bullying.
El personal del centro recibió 18 horas de capacitación sobre bullying, sus causas y cómo resolver estos conflictos. Los ancianos también participaron en clases similares en las que se les enseñó cómo alertar al personal y cómo intervenir si se produce un caso de bullying.