Los últimos siete días han sido de los más sangrientos que se recuerdan. Diversas masacres terroristas y de violencia han dejado un trágico saldo de casi medio centenar de muertos en países como Alemania, Francia, Japón o Estados Unidos.
El pasado viernes, Ali David Sonboly, un adolescente germano-iraní de apenas 17 años, irrumpía en el McDonalds del centro comercial Olimpya de Múnich y disparaba contra los que allí se encontraban en venganza por años de acoso escolar. El adolescente acabó con la vida de nueve personas, entre ellas siete menores, e hirió de diversa consideración a casi medio centenar.
Este episodio, que al principio desató de nuevo la psicosis yihadista en la capital bávara apenas unos días después de que un joven afgano atacara un tren e hiriera a cuatro personas, finalmente quedó en un ataque de locuura por parte de un joven inadaptado.
Sin embargo, el episodio que sí tuvo vínculos islamistas fue el protagonizado por Mohammed Daleel, un refugiado sirio con nexos con Estado Islámico, que atacó el festival de música de la ciudad de Ansbach con un artefacto explosivo. En el suceso falleció el propio terrorista y otras 15 personas resultaron heridas.
También Estado Islámico estuvo detrás del ataque de dos radicales contra una iglesia en la región de Normandía, al norte de Francia. Los hombres entraron en el templo el pasado martes y degollaron al párroco y secuestraron a otras cinco personas, resultando muertas una de estas.
En masacre podía haber terminado las Jornadas Mundiales de la Juventud que próximamente se celebran en la ciudad polaca de Lodz si las fuerzas de seguridad de ese país no hubiesen detenido a un iraquí que portaba numerosos explosivos y cuya intención al parecer era atentar contra la reunión de jóvenes critianos.
Por otro lado, en la madrugada del domingo al lunes también Estados Unidos volvía a verse sacudido por un episodio violento cuando una fiesta de adolescentes en Fort Myers, en el estado de Florida, acababa en un tiroteo donde fallecían dos personas y otras 17 registraron heridas de diversa consideración.
Además, Japón, un país poco dado a noticias de este tipo, también se conmocionó al enterarse de que un joven de 26 años con trastornos psiquiátricos entraba en un centro residencial para personas dependientes y acuchillaba hasta la muerte a 19 internos y hería de gravedad a otras 25.
Por último, y saliendo de la espiral de violencia, Hillary Clinton volvía a verse envuelta en un polémico caso relacionado con correos electrónicos. En esta ocasión, una filtración vinculada a piratas informáticos rusos relaciona a la dirección del Partido Demócrata con una presunta campaña de favoritismo hacia la candidata frente a su rival en las primarias, el veterano senador Bernie Sanders.